jueves, 18 de marzo de 2010

Orientaciones: Los miedos infantiles

Aquí os dejamos unas orientaciones a tener en cuenta cuando vuestros pequeños sienten y expresan miedos infantil. Se corresponden con el boletín de la Escuela de Padres nº13 (entregado en formato papel).
EL NIÑO CON MIEDOS. PAUTAS FAMILIARES
Es muy frecuente observar comportamientos en los niños que manifiestan claramente un miedo ante determinadas cosas, objetos y situaciones. Esto puede considerarse normal como mecanismo de defensa ante la presencia de peligros que amenacen al sujeto. El problema se plantea cuando el niño reacciona de un modo exagerado e ilógico frente a objetos y situaciones cuya amenaza objetiva al no es real.
De este modo podemos diferenciar el miedo de la fobia. La fobia consiste en una reacción de miedo exagerada ante el objeto o situación, produciéndose un estado emocional de reacción excesiva aunque no esté presente el objeto o situación de miedo.
ALGUNAS IDEAS SOBRE LOS MIEDOS:
No todos los miedos son malos. Es necesario que el niño aprenda a "guardar las distancias" de los objetos o situaciones potencialmente peligrosas: vehículos, etc... Los niños aprenden a tener miedo, viendo a otra persona asustada. Algunos ambientes familiares son totalmente negativos para el niño (comentarios sobre miedos, amenazas, cosas desagradables, etc). Los padres con miedos, suelen tener hijos con miedos. Si él niño llora al tener miedo y entonces usted le refuerza (mimos, caricias, etc.), él niño cesará en su llanto y aprenderá a llorar para obtener la atención de los padres. En general los miedos nunca deben ignorarse, pero tampoco hay que reaccionar excesivamente.
LOS MIEDOS NORMALES
Se trata de un fenómeno evolutivo hasta el punto que la presencia de miedo debería considerarse como una parte integral del desarrollo psicológico normal. Lo anómalo sería su no presencia. El miedo tiene la finalidad de señalizar la presencia de un peligro. Las posibles causas del miedo infantil van cambiando con la edad.
A los 6 meses el niño comienza a manifestar miedo ante estímulos nuevos después siguen siendo temerosos en su primera infancia. Por esta edad surgen otros muchos miedos, a las máscaras, a las alturas a los perros, etc., miedos que tienden a aumentar hasta los 18-24 meses.
A los 9 meses parece ser que la separación de la madre durante mucho rato o quedarse solo en un lugar desconocido es el miedo principal. Alrededor de los 2-4 años aparecen los temores a los animales, aunque pueden persistir por encima de esta edad.
A los 6 años el miedo a la escuela, a la oscuridad, a las catástrofes y a los seres imaginarios (brujas, fantasmas, etc.), pueden convertirse en los temas centrales.
Entre los 6-9 años pueden aparecer temores, ya más reales, al daño físico o al ridículo por la ausencia de habilidades escolares, sociales y deportivas. Los niños de 9-12 años pueden experimentar miedo a la posibilidad de catástrofes, incendios, accidentes, secuestros; temor a contraer enfermedades graves
El miedo es una conducta aprendida, que también se puede desaprender.
LO QUE NO SE DEBE HACER:
Reforzar (caricias, prestar atención extra, etc...) al niño cuando experimente miedo.
Intentar convencer al niño "con razones" de que no debe tener miedo, no resulta para nada efectivo.
Manifestar ustedes miedo delante del niño (padres con miedos, tienen hijos con miedos.
Resultan muy negativos, comentarios sobre miedos, amenazas, cosas desagradables, etc...
Obligarle a afrontar el miedo sin que el niño esta preparado para ello (puede resultar muy negativo).
Regañarle, castigarle o burlarse del niño por tener miedo.
LO QUE SE DEBE HACER:
Ofrecerle apoyo físico y emocional complementándolo con palabras tranquilizadoras.
Presentarle pequeñas situaciones de miedo al niño después de haberle preparado para ello.
Procurar que el niño realice actividades incompatibles con el miedo, puede resultar muy útil proporcionarle durante la presencia del objeto o situación de miedo, cualquier actividad (comer chocolate, oír su música favorita, recordarle lo valiente que es, etc...) que le resulte muy agradable al niño.
Presentarle modelos para imitar: niños de su misma edad que interactúan con la situación sin experimentar miedo.
Por ejemplo, contar historias sobre situaciones de poco miedo en las que el protagonista sea un niño como él, que va superando la situación y se convierte en el héroe o personaje valiente.
Premiar siempre los pequeños avances que realice. Utilice el refuerzo social (caricias, alabanzas, etc.)
Eliminar de los temas de conversación familiar el tema del miedo. El niño no debe oír hablar de "su miedo" en la familia.
En cualquier caso, son esenciales la calma, la confianza, el aliento y la ayuda de los propios padres.
Cuando los temores de los niños se presentan en una frecuencia alta, cuando alteran el desarrollo evolutivo normal del niño, cuando le causa limitaciones en su vida diaria, y los padres no saben cómo manejar la situación, se impone entonces consultar a un especialista en conducta infantil.